Y justo cuando piensas que hay fechas que ya no duelen más, que ya no dolerán más, esas fechas de nuevo te golpean fuerte, te golpean sin piedad alguna, entonces te das cuenta, una vez más de que no has superado nada. Y que si bien los seis y los diez, no chocan con tanta intensidad, siguen doliendo hondo, hondo, hondo... y te preguntas cuando serás capaz de sacarte ese dolor de adentro. Cuando serás capaz de mirar atrás y perdonarlo, y perdonarte, y perdonarnos, porque: todos cometemos errores y confiar en él no fue tan malo porque te trajo grandes enseñanzas, y a su manera y tanto como pudo él te amó; porque no es culpa tuya que las cosas no hayan funcionado, algunas cosas son destinadas a ser y otras no... otras no, otras no ¡Otras no! ¡Y no es tan malo! Se sobrevive, se sobrevive... con lo sueños rotos y el alma herida, se sobrevive.
El maldito problema es que nadie va a entener jamás, y que sus tantas palabras no te llegarán jamás, que los besos, las atenciones y el afecto no serán capaces de curarte, porque lastimosamente tantas cosas se han ido con él... más de las que esperabas, más de las que quisieras, más de las que puedes costearte.
Me gustaría ser capaz de confortarte, de decirte que ahora lloras pero mañana no pesará más... pero han pasado ya dos años y tres meses y sigues llorando con tal desesperación que me parece casi imposible, y mientras más pasa el tiempo, más lo dudo. El punto es que puede ser que llegue un momento en que de verdad dejes de hacer castillos en el aire a su lado, pero las heridas quedan... y aunque sanen superficialmente, temo que nunca sanen por dentro. Interesante, antes habían inseguridades, miedos a medias, sorpresa... ahora hay dolor, miedo... mucho miedo y un tipo de desconfianza a otro nivel, una desconfianza tal que te hace preguntarte ¿Confiaré alguna vez en alguien más? Porque no tiene sentido darse tanto a alguien y pensar ingenuamente que esta persona de verdad esta dispuesta a hacer el esfuerzo y quedarse pese a todo, pero mientras sonreías dandote la vuelta y llorabas, en la segunda ronda esa persona ya no está ahí... y te niegas a aceptar que no está, y todos lo buscan contigo porque ¡Estás segura de que solo está echando broma y aparecerá el rato menos pensado! Pero no... de verdad no está, entonces pierdes la cabeza y lo buscas, lo encuentras... ¡Lo encuentras! Y te dice a gritos "Déjame en paz", pero tú traduces esto de mil maneras excepto como lo que es... un simple y llano "DÉJAME EN PAZ"... le das mil sentidos, entiendes siempre lo que quieres entender. Probablemente él te ama pero no lo entiende, o te ama pero lo has herido, o te ama pero necesita tiempo, o te ama pero eres un poquito insoportable y necesita un poco de aire, o te ama pero le cuesta admitirlo, o te ama pero... pero talvés no te ama y ya. Talvés es eso... talvés no te ama y de verdad quiere que lo dejes en paz. Entonces un buen día, después de navegar tanto contra la corriente, lo dejas en paz.
Entonces miras a tu alrededor y piensas en que hay que seguir adelante, porque eres demasiado joven como para dejar que la vida se termine ahí, tienes demasiadas oportunidades como para dejar que tu esperanza muera ahí, tienes demasiadas opciones como para pensar que no hay más salidas... afortudamente la vida te sonríe y te dice que puedes tener eso y más. Pero tú no quieres eso y más... tú querías eso que tenías con él y basta, a ti eso te bastaba; a ti solo eso podría bastarte, y si no lo tienes entonces no tienes nada, porque insistió tanto en entrar, cuando nadie había entrado que no solo le abriste las puertas de par en par, lo alumbraste, lo protegiste de tus propias espinas tan bien como pudiste, facilitaste todo lo que pudiste el camino para él, y te llenaste de gozo cuando llego al centro y se acomodó, y le sonreiste, orgullosa de él, orgullosa de ti, entonces cuando decidió marcharse no pudiste creerlo... pero ¿Cómo? ¿Y todo lo que se esforzó para llegar hasta aquí? Esas cosas quiebran, quiebran tanto que luego de eso pareciese que nunca más lograrás recuperarte. Entonces si antes era difícil entrar, ahora es tres, cuatro, cinco, seis, siete... ocho, nueve... infinitamente difícil entrar, porque nadie más jamás te encontrará con la guardia baja en absoluto, porque las llaves y todo lo demás ya las tiene alguien, las tuvo, las tiene y las tendrá por siempre, porque son de él, solo de él... por siempre.
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Sentimientos