Antes de irse a dormir Nina recordó ese abrazo, la textura de su piel y su olor, recordó como se sentía aferrarse a él, la seguridad reafirmada que producía... Sin duda alguna, lo amaba profundamente.
Al siguiente día se levantó temprano, se alistó con una hermosa falda larga roja, una blusa negra y una chaqueta jean azul, se había levantado un poco más temprano de lo habitual para pedirle a su padre que la dejáse en un lugar cerca a la ciudad y su padre aceptó.
Una vez en la ciudad, se pusó nerviosa, como era de esperarse, odiaba ese lugar, odiaba tener que ir cuando estaba de vacaciones, odiaba sentirse parte de ese caótico y desastroso mundo del cual era parte. Sin embargo, valia la pena dar una vuelta por él, valía la pena arriesgarse, después de un año entero a su lado al menos esto debería hacer. Estaba perdida, pero tenía la dirección de Ethan en su mano, él le había dicho que su casa estaba cerca a la Universidad y aunque no tenía idea de la dirección, sí sabía donde quedaba su propia universidad al menos.
Cuando llegó a la universidad se dio cuenta de lo triste que luce el lugar en vacaciones, pese a haber gente trabajando en el recinto, se veía como un sitio bastante sombrío en ausencia de los estudiantes. Los alrededores que antes parecían tan bulliciosos ahora también se veían oscuros pese a que el día solo estaba empezando. Vio a su alrededor y se encamino al cual parecía un vecindario y supusó que era el de Ethan, en caso de no serlo iría a los próximos. Tras haber caminado un buen rato notó que estaba en una zona desértica y que habían dos chicos, uno alto y uno bajo, con una apariencia algo extraña dada la cantidad de tatuajes y los sombreros fuera de época, aunque podrían ser simplemente sus prejuicios, no quiso arriesgarse y empezó a caminar rápido.
- Perfecto, el tipo de situación en que me gusta estar. Dijo para sus adentros.
Pensó en llamar a Ethan pero no quería arruinar la sorpresa, después de todo era ella contra el mundo, ella mostrando algo de valentía, ella no siendo tan débil, ella sobreviviente, parecía mucho para una simple salida pero así era como ella lo veía, así se sentía.
Y mientras caminaba se dio cuenta de que los chicos detrás de ella también apresuraron el paso lo cual no era una buena señal para nada. Se sintió acechada y en un lugar así era absurdo gritar, de manera que empezaba a verse a sí misma entre la espada y la pared. De repente paró en seco en se giro, cualquiera tomaría esto como acto extraño pero era una de las tantas peculiaridades de ella.
- Hola chicos. Dijo sonriendo.
- Hola. Dijo el más alto algo sorprendido, mientras el otro la miraba con sospecha.
- Disculpen. Dijo mirándolos fijamente y tratando de memorizar sus rostros, recordando un artículo que había leído alguna vez referente a violaciones. ¿Tienen la hora?
- No. Respondió inmediatamente el chico de baja estatura, agarró la mano del más alto y acto seguido se alejaron de ella a toda velocidad mientras maldecían sin razón aparente en el camino.
Nina respiró profundamente y se preguntó si esta había sido une buena idea, sin embargo, pese a los nervios que la carcomían continuó su búsqueda y como un milagro divino, escucho a la mamá de Ethan, esa cara sin nombre que solía oír a través del teléfono cuando Ethan la llamaba.
- ¡Ethan! La basura, hijo. Dijo su madre desde la casa que estaba a la derecha de Nina. De repente él salió, con un pantalón negro y una camiseta blanca que contrastaba con la claridad de su piel. La felicidad que produjo verlo esta vez iba más allá de la definición de esa palabra, los nervios, los miedos, todo se desvanecía ante su presencia.
Mientras Ethan colocaba la basura en su lugar, Nina se iba acercando y él tras sentir una mirada sobre él alzó su rostro solo para encontrarla ahí, en frente de su casa por primera vez, tan pequeña y delicada como siempre y sola. ¿Sola?
- Nina...
- Ho... Hola Ethan. Dijo ella al tiempo que entrelazaba sus manos y él no lo podía creer.
- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Tenías algún asunto en la universidad? Preguntó curioso. Nina estaba algo decepcionada de su respuesta ¿No era obvio que estaba allí por él? Se limitó a no responder e Ethan entendió todo. ¿Quieres pasar? Dijo invitándola a su casa.
- ¿Puedo? Preguntó ella abriendo sus ojos de par en par y él se rió.
- Pero claro. Dijo él sonriente.
- Pero tu mamá está en casa... podría incomodarse... Dijo tímidamente y él se acercó a ella y la agarró de la mano diciendo.
- Mi mamá estará encantada de conocerte en serio.
¿Por qué? ¿Por qué era tan hermoso, perfecto, seguro, decidido? ¿Cómo podía ser tanto? Se preguntó Nina, esas y muchas preguntas más que no dejaban de golpearla con fuerza porque así era sus sentimientos hacia él tan intensos que golpeaban.
Ethan no cabía en su alegría de verla tan temprano en la mañana, de que se haya atrevido a ir hasta su casa, de que esté ahí con él en ese preciso instante, era admirable, ella era admirable y luego no entendía porque no renunciaba a ella, ¿Por qué no? Porque era ella, tenía que ser ella.
- Mamá, esta es Nina. Dijo al entrar a casa sonriente mientras llevaba a Nina al frente como mostrando un trofeo.
- Bu... buenos, bue... buenos, buenos días, señora. Dijo Nina completamente ruborizada, totalmente fuera de su zona de confort se vio envuelta en una situación que encontraba embarazosa pese a la normalidad de la misma. Y la madre de Ethan se sorprendió de ver un ser tan frágil, en especial saludandola.
- Un gusto. Respondió con una leve sonrisa. Ethan no suele traer amigas a casa. Dijo levantándo una ceja mientras regresaba su mirada a Ethan.
- No... él, él....
- La he invitado ayer en la noche, perdona, olvide decirte. Dijo Ethan antes de que Nina termináse su frase ahorrandole la pena.
- ¿Ya comiste? Dijo la madre de Ethan encáminandose a la cocina. Ethan y yo estabamos a punto de desayunar.
- No. Dijo Nina y esta vez la madre de Ethan sonrió más ampliamente pese a la incomodidad de la situación.
- Únete. La invito e Ethan sonrió complacido. No podía creer que vaya a comer en su hogar con su mamá y con Nina ¡era una escena totalmente de ensueño! Pese a la pena, Nina sacó fuerzas de donde no tenía y preguntó si podía ayudarla en la cocina, pero la madre de Ethan rehusó necesitar ayuda y le pidió que, por favor, se pusiése cómoda.
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Sentimientos