Ella llegaba tarde & no había sido su intención, su madre había insistido en que la ayude con el último trabajo en computadora pero aún cuando se rehusó su madre había insistido convenciéndola.
- ¡Adrián! Gritó ella y dibujó una sonrisa en su rostro.
- ¡Megan! Dijo él a la vez que mostró media sonrisa.
Megan había olvidado lo simpático que podía ser cuando se lo proponía. Se acerco a él & se puso helada, era difícil hacer lo que haría pero estaba cansada de esa rutina sin fin, de ese juego patético entre ambos.
- Y ¿cómo has estado el día de hoy?
- Bien, bien, extrañándote. Dijo él y se ruborizó un poco. Ella sintió ternura, pero nada más, los sentimientos de amor parecían no brillar más.
- Ah, que lindo. Mmm... Adri, tengo algo que contarte ¡a ti te gustan las historias! ¿no? bueno, tengo una con un mensaje, si lo entiendes, te regalo un caramelo rojo. Él se rió, eran sus caramelos favoritos & ella lo sabía, sería difícil negarse.
- Bueno. Ese caramelo será mío. Respondió él alegremente & ella sonrió con dulzura aunque con pesar.
- Fíjate, había una vez un pequeño niño que siempre jugaba con una flor que había en su patio, el pequeño era muy feliz con su amiga la flor, pero un día ella murió...el niñito amaba mucho a esa flor, pero se había limitado a jugar con ella & había olvidado regarla, procurar que le llegue el sol, tratarla con delicadeza y demás, ambos se limitaron a reír & jugar juntos hasta acabar con uno de los dos... Es algo triste ¿no? Bueno, díme la moraleja. Ella concluyo su cuento y notó la seriedad en él. Sin duda, había entendido el mensaje.
- Supongo que le hizo falta sol... mucho sol.
- Así parece Dijo ella cabizbaja.
- La moraleja es que las personas debemos ser conscientes de que nada es eterno en el mundo si no sabemos cuidarlo, que todo tiene su tiempo & que en el amor se debe saber recibir, pero sin olvidarse de Dar. Dijo esto sin mirarla, fijando su mirada en el piso.
- Buen chico. Dijo Meg mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla al ver los ojos de él tan vidriosos. Metió su mano al bolsillo & sacó un caramelo rojo que le entregó a él. Te Lo Mereces. Ambos rieron.
- Supongo que de ahora en adelante hay un letrero para los dos que dice: Solo Buenos Amigos.
- ¿Alguna vez fue más que eso?
- No... pero parecía que se iba encaminando.
- No todo es lo que parece. Lo decía mientras cerraba sus ojos & mostraba una gran sonrisa, dejando lucir su rostro como el de una asiática & él no pudo más que reír a carcajadas.
- Gracias.
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Sentimientos