Thursday, June 24, 2010

Nieve en Primavera. (Quinta Subida)

Primer día de clases.
¿No podían durar un poco más? ¡Qué ingenua! Pensar que por tener más vacaciones, lograría tener descanso...desde que él se fue, no había descanso, eso era para la gente completa, un ser incompleto como ella no podía aspirar esa clase de sensaciones. Iba pensando mientras caminaba por los pasillos de la Universidad, hasta llegar a la que sería su aula de clases por el resto del año, en la Facultad de Bellas Artes.

Al llegar al salón, eligió un asiento, detrás de una antigua amiga de colegio. Pensó que no la recordaría, pero apenas la vio, la saludo.
- Buenos días Saku-san. Dijó mientras hacia una rápida inclinación de su cabeza, una chica delgada, de aspecto simpático, con una sonrisa leve en su rostro delicado, a la vez que se le hacían unos pequeños hoyuelos.
- Bueno días, Kari-san. Correspondió el saludo, tanto verbal como corporalmente y se sentó a "leer" para no alargar una plática inoportuna. Inoportuna porque su humor no estaba como para fingir estar demasiado bien, cuando se sentía devastada.

En un plazo de media hora, y tras que Sakura despertará de su estado de autismo;  una profesora entró al aula de clases y todos se apresuraron a levantarse para dirigirse correctamente hacia la maestra.
- Buenos días. Saludaron todos y la profesora respondió con una reverencia.
- Alumnos y Alumnas. Bienvenidos a su primer año de estudio de Bellas Artes. Yo seré su maestra de Poesía en el transcurso del año estudiantil. Espero puedan acoplarse al nivel académico y mantener el ritmo. Mucha suerte a todos.
Y apenas finalizó golpearon la puerta de la habitación y apareció el director de la universidad Mirova.
- Buenos días, disculpe la intromisión. Es sólo que  este jovencito estaba algo perdido, es un recién llegado de Inglaterra así que no entiende muy bien el horario de clases y demás. Lo dejo a su cargo, permiso.Finalizó el anciano y le presentó a la profesora un joven que, de inmediato atrajo la atención de Sakura. 
¿Él aquí? Claro, luego la de las alucinaciones soy yo.
- Pase, por favor.
- Buenos días. Saludo Yuki apropiadamente.
La maestra le indicó el asiento próximo al de Sakura ya que estaba desocupado y ella pensó para sus adenrtos: Semejante suerte la mía; a modo de burla por lo irónico de las cosas que estaban aconteciendo desde el miércoles pasado en su vida.
Las clases de ese día fueron cortas, ya que no eran realmente "clases", sino simples repasos acerca del nuevo modo de estudio. Las clases verdaderas comenzaban la semana siguiente, en el mes de septiembre. Y aunque ya faltaba poco, era de gran ayuda para los nuevos universitarios esos datos que le brinadaban en esa semana de pre-ingreso.
Ya en la hora de salida Sakura arregló rapidamente sus cosas y se encaminó para salir a hacer un par de compras, pero recordó que tomando en cuento que Yuki, era nuevo, no sólo en la universidad sino también en la ciudad, debía ser un poco más amable con él y ayudarle.
- Yuki-san. Dijo ella. 
- Sakura-san. Respondio él.
- Sólo quería decirte, que si necesitas ayuda en algo, respecto a la mudanza o el estudio. Puedo ayudarte, no tengas reparo en decirme en caso de necesitar una mano. Dijo ella y se decidió a retirarse cuando él dijo: Necesito ayuda.
Al instante, se arrepintió de haberse ofrecido, pero se volteó con una sonrisa en su rosotro y le dijo: Díme.
- Tengo que ir a un lugar, pero no sé como llegar. Contestó él, sin mirarla, parecía confundido acerca de como expresar lo que tenía que decirle.
- Puedes buscarlo en el mapa. Dijo ella y se mofó de si misma. Era broma, pues bien, sólo dime la dirección o nombre de ese sitio y estarás allí lo más pronto posible. 
-  Es en la Galería de Mediateca.


- ¿Una galería? ¿Tienes invitaciones a la exposición de Otomustam Miruki- sama? ¡He escuchado que este año tiene una maravillosa colección de Naturaleza Muerta! Que afortunado eres al poder ir a presenciar su obra. Dijo Sakura con total asombro y una chispa de envidia sana en su interior.
- ¿Quieres venir conmigo? Dijo él viendola con sincera curiosidad y espectativas.
- ¿En serio? ¡Si, claro que sí! Sonrió, ahora si, por su buena suerte, ya que era una gran admiradora de esa gran artista.
- Vamos. Culminó Yuki y ambos se pusieron en marcha rumbo a la galería.





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