Viernes en la mañana. Hora: 01:00
- ¿Ahora qué hice? Se preguntó a si mismo cabizbajo, porque claro, había sido culpa suya, eso había quedado en claro, pero...¿Qué?
El día anterior habían estado hablando y riéndose como siempre, pero algo había salido de contexto y él se había enojado por algo insignificante, por supuesto, una niñada.
Y ella, estaba harta, se cansó de su actitud.
Así que ya no le hablaba y se aleja poco a poco de él.
- Si sigo cerca de él, sólo lograré hacerme daño. Ese era su pensamiento, lo quería pero el sentimiento no era del todo correspondido y encima de eso, discusiones, esas tontas e infantiles discusiones que ya no aguantaba.
Llamadas, llamadas y más llamadas, mensajes, mensajes y más mensajes. Se sentía asfixiada, confundida, dolida, no quería saber nada más de él, pero a la vez anhelaba con locura que él no la olvide, que la extrañe, que se interese por ella e intente verla, hablarle, escucharla, de nuevo. Pero el orgullo, la confusión, el dolor... más que nada, el dolor, no la dejaba.
- ¿Qué quiere que haga? ¿Qué tengo que hacer? Decía él practicamente en sollozos, no podía más. Ella era esencial en su vida, ella era...simplemente era ella. Perdiéndola, sentía que perdía demasiado, estaba tan solo y de pronto, apareció ella....haciendo que su existencia sea más llevadera. Pero ahora nuevamente volvería a estar sólo...si no la recuperaba, si no hacía lo que debía hacer. Lastimosamente eso era exactamente Lo Que No Sabía.
Estaba a punto de colapsar, se sentía culpable, apenado, triste, todo por culpa de un maldita broma. Todo por culpa de su estúpida actitud. Quería llorar, como un niño pequeño, acurrucado entre sábanas, envuelto en recuerdos, pero se detuvo al pensar, que era exactamente aquello, lo que había arruinado todo. Se contuvo y se dormió...Tal vez en sus sueños, ella estaría presente haciendole compañia y consolandolo.
Sábado en la noche. Hora: 23:30
- Lo voy a llamar. Creó que me necesita, sí. Después de todo...yo también lo necesito.... Debemos hablar. ¿Qué le digo? "Hola" no, "¿Cómo has estado?" no, "Soy yo" no, Lo que sea cuando me atienda sabre que decir. Ella misma trató de autoconvencerse, porque aunque era lo más seguro, el quedarse muda mientras él hablaba no era una opción en estos casos.
Dos días, dos largos días, dos vacíos días habían pasado desde que se había peleado.
- Tengo una idea. Voy a morirme, así me echará de menos e ira a mi funeral, entonces reviviré y me abrazará, soy todo un genio. ¡Idiota! Ja ja ja Como podía pensar algo tan absurdo como eso.... sin duda, desesperado.
(Tiririri) El teléfono. Que raro que alguien llame tan tarde, el sólo hecho de que llamaran era extraño.
- Hola. Contesto él sorprendido. -¿Quié es? Finalizó.
- Yo. Dijo ella con voz apagada, tratando de ocultar su nerviosismo y disimulando su verguenza.
- Lorraine..¿Eres tú? Dijó él con la voz quebrantada, ahogandose en su júbilo desbordante.
- Sí. Sebás, quería decirte que creo que sobre reaccióne un poco. Quería decirte que...también tuve algo de culpa y lo siento. Te Quiero Mucho. Respondió ella con la última bocanada de aire que había tomado mientras una lágrimas ligeras se deslizaban por sus mejillas, lloraba de emoción, muchas cosas se chocaban en su interior en ese preciso instante.
- ¡Y yo a ti! Te extrañe tanto Lory. ¿Puedes bajar un momento? Sólo un segundo, tengo algo que darte.
- Es tarde. Puedes darmelo mañana...
- Por favor, es importante.
- Esta bien. Ella aceptó.
Bajó, salió, se sentó en las sillitas fuera de su casa y lo espero. Vivía a una cuadra de su casa así que pronto llegaría.
- ¡Lory! Corrió él emocionado hacia ella. Se lo veía tan contento, tan tranquilo.
- Sebas. Fue lo único que ella logro articular al momento en que él la abrazo con fuerza y la suspendió unos segundos en el aire. Nunca había sido tan efusivo, tan cariñoso, tan... tan... atento como esa noche.
- Bueno, ya me voy. Concluyó él con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Qué? Dijó ella entre risas. ¿Y mi regalo? Hizó un puchero.
- Acabo de dartelo ¡Te di todo mi amor a travéz de ese abrazo! Ahora tienes algo mío para siempre y yo, algo tuyo Para Siempre también.
Ambos estallaron en risas, sí, habían vuelto, todo volvía a la normalidad. Él era feliz junto a ella, ella era feliz junto a él y la luna sonría, esa felicidad era infinita